Me gustaría contarte los infortunios de mi vida.
Como desde que supe de tu existencia
no he hecho más que alterar mi rutina para poder verte.
Te asocio con todo lo bueno,
y yo que no conozco mucho sobre eso, me vuelvo terca al no querer dejar de soñarte.
Mis silencios susurran tu nombre,
y me envuelvo en un espiral de intentos fallidos para poder alcanzarte.
Pero luego recuerdo que yo soy una simple mortal
que se enamoró de un ser de otro mundo
Totalmente ficticio
Sin intensiones de ser real
Yo
Que soy lo que soy, nada más
Me envuelvo en la obscuridad absurda de la monotonía
Hasta que me encuentras
Pudriéndose y casi sin vida
Me invitas un té
Sabes que me gusta
Y me haces entender que de sueños no puedo vivir
-lo he hecho desde hace mucho- te digo
-pero, ¿realmente has estado viviendo?-
Y como siempre
Me vuelves a acomodar la vida
Me haces infinita
Me desarmas y me haces tuya
Esta vez fuiste tú quien mató al dragón y me salvó a mí
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